Impresiones de Manejo - MINI Cooper Countryman S, simplemente MINI

Probamos esta nueva generación del MINI Cooper, dueña del clásico misticismo del modelo mezclado con la adrenalina y el alto nivel característico de BMW.

No resultó una tarea fácil definir el título para encabezar la nota con este informe. Pensaba en una frase corta que en pocas palabras fuera capaz de reflejar cabalmente las Impresiones que nos dejó la prueba, pero definitivamente, no pude encontrarla.

Y no porque fallara la fuente de inspiración. Al contrario, el problema radicaba en que son muchas cosas las que se deben sintetizar en ese título.

Porque no puede pasarse por alto el origen del MINI Cooper inglés, un auto pequeño nacido durante la crisis de la post guerra, pensado para ofrecer un bajo consumo de combustible gracias al motor que originalmente, en la versión creada por Alec Issigonis era de 850 cc. y que luego John Cooper elevó a 997 cc.

No caben dudas que aún con éstas características, su diseño siempre fue muy llamativo, con una personalidad fuerte y definida, que exhalaba toda la gallardía típicamente británica.

Tampoco puede evitarse una referencia a sus orígenes deportivos, con sus múltiples triunfos en el Rally de Montecarlo durante la década del 60. Recuerdo ya en los 70 y en plena adolescencia, ver circular por las calles de Minas e incluso participar del Rally de Lavalleja en su edición inicial, inaugurando la primera Semana de Lavalleja, a un precioso Mini Cooper gris metalizado impecablemente conservado, que con sus "patonas" y estética deportiva deslumbraba a todos los fanáticos, algunos incipientes y otros ya hechos y derechos.

Por otra parte y ya ingresando en la nueva generación nacida de los equipos de diseño del Grupo BMW, a simple vista se puede comprobar que este nuevo MINI no ha conservado nada de aquella estructura original de señorito inglés, básicamente por las diferencias en su diseño, dimensiones y motorización.

Pero sin embargo, lo tiene todo. Porque es dueño de una personalidad absoluta, porque sigue deslumbrando con su presencia, porque es original por donde se le mire, porque tiene todos los genes deportivos que le han hecho un triunfador en las pistas de Rally mundial y porque sigue teniendo un carácter absolutamente lúdico, que lo mantienen vigente durante más de 50 años.

EN CONTACTO

Atrapa las miradas. Es imposible quitarle los ojos de encima, y por supuesto que también eso le pasa al resto del mundo. Tal como sucede con las pinturas expuestas en el Museo del Louvre, para apreciar su belleza hay que observar atentamente cada detalle.

Porque cada curva, cada elemento que tiene sobre su carrocería está bien pensado y resuelto con inteligencia y buen gusto. Como ejemplo basta con ver las líneas del techo, el paragolpes delantero, la careta, las luces incluyendo los señaleros laterales, los parantes posteriores y el alerón ubicado en el borde superior del portón trasero.

Por supuesto que es un pura sangre y eso queda bien representado en su grandes llantas deportivas de 17", calzadas con neumáticos de perfil bajo.

Las puertas que lógicamente no son enormes, tienen una apertura amplia. Tomando en cuenta además la buena altura del auto, el ascenso/descenso se realiza con gran comodidad.

Una vez en el interior, nuevamente se despliega un universo de sorpresas. El gigante y singular velocímetro, colocado en medio del panel central, confirma una vez más que estamos dentro de un auto distinto. La radio, por ejemplo, está dentro de la esfera del mencionado velocímetro, además del indicador lumínico del nivel de combustible que hay en el tanque.

Casi todos los demás comandos, se encuentran por debajo de ese gran reloj, incluyendo los levantavidrios, el desbloqueo de puertas y el control de estabilidad. También está allí el reproductor de CD´s y el climatizador automático. Quedan para el volante los mandos de la radio, el control de velocidad crucero y las "mariposas" o Paddle Shift de la caja secuencial. Por detrás se ubica una única esfera con el cuentavueltas de aguja, conteniendo diversos indicadores lumínicos, otro velocímetro pero esta vez digital y un cuadrante también digital que ofrece la información de la computadora y de la caja de cambios.

Las funciones de llave corren por cuenta de un pequeño disco plástico, que una vez introducido en la ranura correspondiente, habilita el botón de encendido start/stop.

Por si acaso alguien pudiera olvidarse que el MINI está impulsado con un motor 1.6 con turbo que puede generar 184 CV de potencia, el asiento envolvente que calza perfectamente con el cuerpo y la pedalera metálica, con aire deportivo, se lo recuerdan inmediatamente.

Porque el Countryman admite una conducción civilizada, que permite administrar tranquilamente sus 240 Nm de torque liberados en buena parte a partir de las 1.600 vueltas, y es muy disfrutable. Pero la realidad indica que es difícil no caer en la tentación de pisar el acelerador. Todo el tiempo parece que el auto invitara a hacerlo. Y ante tanta gentileza, no hay quien pueda resistirse.

Entonces allí radica el carácter lúdico del que hablamos antes y que permite disfrutar todo el tiempo de una conducción divertida, confrontando permanentemente al diablillo y el ángel que todos llevamos dentro. Cuando triunfa el primero, se pone de manifiesto la excelencia de la transmisión que aún en modo automático ofrece unas prestaciones imponentes. Da gusto escuchar el suave ronquido del motor a través de los escapes dobles cuando se pone bravo y es más lindo todavía sentir cómo rebaja la caja de cambios en busca de más fuerza en el momento en que el acelerador se lo ordena. Y por cierto, quedar pegado al respaldo del asiento.

Pero si la fiesta es grande cuando cambia de marchas automáticamente, aumenta todavía más poniendo en actividad las mariposas del volante o directamente con pequeños toques a la palanca de cambios, colocada en posición secuencial. Ahí sí se puede comprobar que su aceleración de 0 a 100 km/h se logra en 7,6 segundos.

La estabilidad por cierto que es impecable, con un sistema de suspensión algo firme justamente para que se mantenga bien pegado al piso aún en altas velocidades. Es sumamente dócil, con frenos asistidos por el ABS y EBD, de disco en las 4 ruedas, altamente eficientes.

La vida a bordo es super agradable, con excelente visibilidad hacia todos lados, un climatizador impecable que distribuye correctamente la temperatura por todo el habitáculo, al igual que el sistema de sonido, y una gran calidez en los materiales utilizados para los tejidos de los asientos.

Durante la noche, surge la calidez que agrega un diseño lumínico discreto y delicado, también muy agradable. Tiene un sistema de luces de colores tenues que se proyectan sobre la consola central y también surgen indirectamente desde los paneles de las puertas, con la posibilidad de elegir la tonalidad entre diferentes opciones. Además hay otras luces suaves en el sector de los pies y debajo de las puertas para cuando éstas se abren en la noche.

El conjunto óptico exterior es como corresponde a un auto de este nivel, con el plus del ajuste eléctrico automático de la altura de los faros delanteros.

Esta versión del Countryman ofrece además un buen espacio en las plazas traseras, con amplia comodidad para las piernas. Por su parte el volumen del maletero es importante ofreciendo una buena capacidad para el equipaje del grupo familiar.

Es claro que toda la experiencia y tradición de BMW en el desarrollo de coches de alta gama se aplica también para la creación de esta nueva generación de MINI. Este automóvil pertenece a un tipo de vehículos cargados de misticismo que provoca el deseo de tenerlo más allá del costo al que se le comercializa en el mercado.

Al comienzo de la nota hablaba de las dificultades para encontrar un título ilustrativo. Decía Gustavo Adolfo Bécquer: "no digais que agotado su tesoro de asuntos falto enmudeció la lira: podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía".

Posiblemente no estuvo presente el poeta capaz de sintetizar en una frase todo lo que representa este auto. Pero sin dudas, el MINI Cooper es un poema.

Publicado: 04/05/12 - 19:10 hs. - Textos: Luis Piedra Cueva (miembro de APUM, Asociación de Periodistas Uruguayos del Motor) - Fotos: Leticia Carbajal y Luis Piedra Cueva.