El pasado 11 de mayo se lanzó a nivel mundial una campaña promovida por Naciones Unidas denominada "Década de Acción por la Seguridad Vial 2011-2020". Se trata de una propuesta para que los países integrantes de la organización se comprometan a tomar medidas destinadas a prevenir y evitar cerca de 5 millones de muertes y 50 millones de heridos graves de aquí hasta el 2020 por causa de los accidentes de tránsito.
Este evento se concretó con el apoyo mundial puesto de manifiesto mediante la iluminación de monumentos o edificios emblemáticos con la nueva imagen de la campaña, una especie de cartel en forma de rombo de color amarillo, con la inscripción referida a dicha campaña. El Times Square de Nueva York, el Cristo Redentor de Río de Janeiro y el Trafalgar Square de Londres entre otros tantos de todas partes del planeta estuvieron iluminados durante ese día con dicho símbolo.
Es sabido que la cifra de fallecidos por año en las carreteras de todo el mundo ronda los 1.3 millones de personas. Significa que son casi 3.000 víctimas por día, lo que coloca a esta causa como la novena en la lista de las de mayor mortalidad en el planeta. Según el análisis de la ONU, de no revertirse esta situación a través de medidas concretas e inmediatas, en el corto plazo podría pasar a colocarse en el quinto lugar.
El 90% de esos hechos ocurren en países de rentas bajas y medias donde circulan casi la mitad de los vehículos matriculados de todo el mundo. "Los accidentes de tráfico son una creciente preocupación sanitaria y de desarrollo que afecta a todos los países y el Decenio ofrece un marco para intensificar la respuesta", dijo la directora general de la Organización Mundial de la Salud, entidad que también participa de esta campaña conjuntamente con la FIA (Federación Internacional del Automóvil) junto con sus clubes miembros y numerosas entidades locales de cada país.
Además de las muertes en accidentes carreteros, se producen en ellos entre 20 y 50 millones de heridos no mortales. Según las OMS los servicios de emergencia y otros tipos de asistencia para ellos son inadecuados y elevan la saturación de los servicios de salud.
En términos económicos, las repercusiones de las colisiones se estiman entre el 1% y el 3% del PNB respectivo de cada país, lo que asciende a un total de más de 500 millones de dólares. La reducción de estos guarismos desencadenará el crecimiento, liberará recursos para una utilización más productiva, además de mitigar el sufrimiento de las personas.
LANZAMIENTO EN URUGUAY
Con el respaldo de UNASEV, el Automóvil Club del Uruguay y la Fundación UNITRAN presentaron las actividades a desarrollarse en apoyo a la iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta Fundación viene desarrollando su Plan de Trabajo presentado el año pasado que se propone preparar formadores en Seguridad Vial.
La propuesta cuenta con un fuerte antecedente de desarrollo en México, luego de ser seleccionada por OPS y el gobierno mexicano para preparar formadores en Seguridad Vial en el país azteca. Su objetivo básico de capacitación, es trabajar con "población meta" a fin de generar cambios de conductas en relación a la seguridad en el tránsito. Se partirá de la forma de aplicación denominada "en cascada" y se procederá a la planificación en tiempos y volúmenes reales de aplicación. La metodología implica el involucramiento de las redes organizativas y sociales vigentes (liceos, centros de salud, prensa y otro tipo de instituciones u organizaciones) que faciliten el desarrollo del programa, tanto desde la infraestructura como desde el aporte participativo de sus integrantes.
La ceremonia de lanzamiento oficial del programa en nuestro país tuvo lugar en los salones del Automóvil Club del Uruguay. Su presidente Jorge Tomasi anunció el inicio del programa que se basa en determinados puntos fundamentales, comunes para todo el mundo.
Entre las intervenciones eficaces figuran la incorporación de las características de la seguridad vial en la utilización de la tierra, la planificación urbana y la planificación del transporte; el diseño de carreteras más seguras y la exigencia de auditorías independientes en materia de seguridad vial para los nuevos proyectos de construcción; el mejoramiento de las características de seguridad de los vehículos; el fomento del transporte público; el control eficaz de la velocidad a cargo de la policía y mediante el uso de medidas de descongestión del tráfico; el establecimiento y observancia de leyes que exijan el uso del cinturón de seguridad, del casco y de los sistemas de retención para niños; la fijación e imposición de límites de alcoholemia a los conductores, y el mejoramiento de la atención que reciben las víctimas de los accidentes de tránsito.
Las campañas de sensibilización de la población también cumplen una función esencial en el apoyo a la observancia de las leyes, aumentando la toma de conciencia sobre los riesgos y las sanciones asociadas al quebrantamiento de la ley.
ERROR HUMANO
Los principios rectores en que se basa el Plan para el Decenio de Acción son los que se incluyen en el enfoque sobre un "sistema seguro", que pretende desarrollar un sistema de transporte vial mejor adaptado al error humano y que tome en consideración la vulnerabilidad del cuerpo humano.
Lo primero consiste en aceptar la posibilidad del error humano y, por ende, la imposibilidad de evitar completamente que se produzcan accidentes de tránsito. La finalidad de un sistema seguro es garantizar que los accidentes no causen lesiones humanas graves. El enfoque considera que las limitaciones humanas -la energía cinética que el cuerpo humano puede resistir- constituyen una base importante para diseñar el sistema de transporte vial, y que los demás aspectos del sistema vial, tales como el desarrollo del entorno vial y del vehículo, deben armonizarse en función de tales limitaciones.
Los usuarios de las vías de tránsito, los vehículos y el entorno o la red vial se tienen en cuenta de manera integrada, mediante una amplia gama de intervenciones, prestando más atención al control de la velocidad y al diseño de los vehículos y las carreteras que a los enfoques tradicionales de la seguridad vial.
Este enfoque supone traspasar gran parte de la responsabilidad de los usuarios de las vías de tránsito a los diseñadores del sistema de transporte vial, entre los cuales destacan los responsables de la gestión vial, la industria de la automoción, la Policía, los políticos y los órganos legislativos. No obstante, hay muchos otros agentes que también son responsables de la seguridad vial, tales como los servicios sanitarios, el sistema judicial, las escuelas y las organizaciones no gubernamentales.
Los usuarios de las vías de tránsito tienen la responsabilidad a título individual de atenerse a las leyes y reglamentos.
El Plan para el Decenio reconoce asimismo la importancia de la implicación local y nacional, y de la participación de varios sectores y organismos. Las actividades encaminadas a lograr la finalidad del Decenio deberían ejecutarse en el nivel más apropiado y debería alentarse la participación de diversos sectores (transporte, salud, Policía, justicia, planificación urbana, etc.). Se deberían incluir las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado en el desarrollo y ejecución de actividades nacionales e internacionales tendentes a la consecución de la finalidad del Decenio.
VÍCTIMAS EN 2010
Pocas horas antes, la UNASEV (Unidad Nacional de Seguridad Vial) dio a conocer el resultado de la totalidad de los siniestros de tránsito del año pasado en Uruguay. Su presidente, el médico Gerardo Barrios resumió los datos más relevantes del informe durante el 4º Encuentro de la Red de Víctimas y Familiares de Siniestros de Tránsito, celebrado el martes 25 al medio día en la Torre Ejecutiva.
Cada 16 horas muere un uruguayo en accidente de tránsito.
Tres de cada cuatro fallecidos son hombres.
El rango mayor de edades de las víctimas se ubica entre 20 y 24 años.
En el 2010 hubo en el país 28.510 lesionados.
Si bien los indicadores permiten concluir que los resultados están por debajo de lo que algunos estudios estadísticos podían preveer, hay otras conclusiones que son importantes. La cantidad de fallecidos de entre 15 y 19 años, la velocidad excesiva en rutas y el rango casi excluyente de lesionados graves con edades centrales denominados comunmente como económicamente activos, son una alerta que indica la necesidad urgente de medidas concretas.
Aún así, los datos del año 2010 indican una disminusión en el crecimiento de las cifras que se venían registrando en años anteriores. Teniendo en cuenta además el aumento del parque automotor y los informes conocidos acerca del gran incremento en la venta de combustibles, esos indicadores confirman una tendencia.
Según expresa el informe, "...con ello el país estaría ingresando en una especie de meseta o estabilización de las cifras". Y destaca que ello podría tomarse como "el primer paso para el inicio de la reducción del nivel de muertes en el país".
Pero aún queda mucho por hacer en una nación en la que sus automovilistas todavía no conocen ni respetan los carriles de circulación, y donde todavía hay departamentos del interior que cuestionan fuertemente la obligatoriedad del uso de cascos en los motociclistas.
Publicado: 26/05/11 - 10:00 hs. - Textos: Luis Piedra Cueva - Fotos: difusión